El día que mi mejor amiga perdió la virginidad tardó aproximadamente veinte minutos en contármelo. Minuto a minuto (agradeced que os ahorre los detalles). Teníamos 16 o 17 años. El día que mi mejor amigo perdió la virginidad me mandó un mensaje que decía: Macacos de Surinam. Tenía 24. No me contó más.
Siempre me ha llamado la atención la manera que tenemos las mujeres* de hablar de sexo. Porque hablamos. Y mucho. Y nos contamos detalles. Detalles y detallicos. Y no pasa nada. (Sí, generalmente esos detalles están relacionados con el desnudo, el tamaño, la capacidad, el aguante y, sobre todo, el disfrute.
Mis amigos, en este sentido, son diferentes.
Si hay algo en lo que todos coincidimos es que nos gusta follar. Y mucho. No voy a mentir, tengo alguna amiga a la que de vez en cuando se le escapa la monjacatólicaprofesoraaloscatorceaños y suelta alguna barbaridad, pero son cosas que pasan.
Otra de las cosas en las que coincidimos es que cuando no entendemos algo nos lo contamos. Siempre. Así que, ya sabéis personas del mundo con actividad sexual, dejad las cosas claras. Es mucho más prolífico que ser ambiguo.
*Al menos las que yo conozco y con las que hablo del tema. Las otras, no sé. Siempre hay excepciones, pero lo que tiene generalizar es que las excepciones no hacen más que confirmar la regla.